Rodeado de muchas culturas
11 de Marzo de 2020. Guardado en Historias de Viajeros
Mi experiencia en el intercambio
Mi familia me insistía mucho con la importancia del inglés así que aproveché la oportunidad de irme de intercambio a estudiar el idioma. Escogí la ciudad de Pittsburgh en el estado de Pensilvania al norte de Estados Unidos, en esta zona del país se viven bajo las cuatro estaciones del año. Cuando yo llegué era invierno.
Los primeros días fueron difíciles por varias cuestiones, el estar lejos de casa, salir de tu zona de confort, el fuerte invierno y por supuesto el idioma.
En la Homestay (Hogar) donde compartiría los primeros seis meses era compartida con una madre soltera (Megan) y su hijo (Nash) además iba a ser compartida con otro estudiante árabe (Abdullah).
La rutina era levantarse muy temprano, desayunar y salir a tomar el bus que te llevaría al Downtown (Centro de la ciudad de Pittsburgh), por supuesto me advirtieron del clima, pero jamás me imaginé que caminar dos cuadras serían una tortura por el intenso frió. Las temperaturas llegaban hasta los -20° pero por supuesto fui preparado con gorro, bufanda, guantes, para los días de invierno me pondría doble pantalón y dos chaquetas, pero esto no era suficiente porque no podías dejar ni un solo espacio de tu cuerpo descubierto porque el frió aprovechaba para entrar. Mi recomendación es que si van a visitar lugares con bajas temperaturas se debe indagar mucho de cómo controlar el frío porque son temperaturas en las que tu cuerpo no está acostumbrado.
Me sorprendía el orden de la ciudad, su arquitectura y el desarrollo, se veía carros ostentosos en cada esquina.
Pittsburgh es conocida comúnmente como “Steel City” por la cantidad de edificios y puentes a su alrededor, tiene más de 10 puentes que conectan las viviendas aledañas con el centro. Es una ciudad muy americana la cual la hace ser muy ordenada y estar en constante desarrollo, está ubicada al norte del país muy cerca a Canadá, creo que por este motivo encontré muy pocos latinos.
Mi experiencia como estudiante fue bastante enriquecedora, de cada 10 estudiantes extranjeros 9 eran árabes, esto me dio la oportunidad de aprender mucho de esta cultura, su gastronomía, carne de cabra con mucho arroz, y su delicioso café. Su religión es bastante estricta, les restringe ciertas cosas; la diversión se basa en sentarse a hacer fogatas y tomar té. Me extrañaba el hecho de que ir de fiesta y beber cerveza era algo desconocido para ellos, fui testigo también del “Ramadán” el cual consiste en el mes de ayuno, se les prohibía comer y beber cualquier tipo de alimento desde que el sol sale hasta que se esconde. Todo esto y muchas cosas más eran muy extrañas para mí, pero a su vez enriquecedor.
Mis compañeros extranjeros me preguntaban mucho de mi país, les contaba de nuestras costumbres, religión, cultura y demás lo cual disfrutaban escucharlo y prometían visitar algún día.
Resalto el hecho de que la mayoría de mis amigos no hablaban español por lo que me sirvió mucho para reforzar el inglés. Así se fue un año bastante rápido, donde hice muchas amistades, visité otras ciudades del país y viví grandes experiencias, pero sobretodo tuve la oportunidad de conocer muchas culturas en un solo lugar, probar su gastronomía y entender que toda esa variedad cultural que existe en el mundo hay que conocerla porque desde mi experiencia puedo decir que me dejo muchas cosas positivas para mi vida.
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